Opinión. «Atrapados en España»

Miré a los ojos a la Sra Smythe [nombre ficticio] y vi cómo luchaba para no deshacerse en lágrimas. Estaba en mi despacho con su marido y habían venido para que les explicase su situación urbanística actual. Les había dicho que, tras 10 años, su casa ahora estaba en suelo urbano no consolidado, lo cual era bueno, pero que pese a ello no podían escriturar y corrían el riesgo de ver su vivienda subastada por las deudas del promotor que gravaban la finca.

Como a miles de otros británicos en el Valle del Almanzora, a los Sres. Smythe se les había engatusado para que viniesen a España a vivir su sueño, al calor del sol del Mediterráneo. Eso fue durante la locura urbanística que asoló la zona a principios de este siglo, cuando todo parecía lícito y si no lo era, muchas veces parecía correrse un tupido velo. Habían adquirido una vivienda de buena fe en contrato privado, pensando que todo estaba en orden y que la escritura vendría pronto y de la forma habitual. El problema es que nunca llegó dicha escritura, ni tiene visos de llegar.

Llevan así más de diez años, esperando a que alguien les sacase del embrollo en el que con tan mala fortuna se habían metido. Tras los años, vino la reforma del Decreto de regularización de 2012. Agarrándose al Decreto con desesperación preguntaron si les beneficiaba, y como parecía no poder ser de otra forma, la respuesta era que no, pues el Decreto sólo beneficiaba a un reducido número de casas, y dejaba fuera viviendas en grupos, es decir, lo que el Decreto llamaba “parcelaciones”. Nosotros, desde la asociación Abusos Urbanísticos Almanzora No (AUAN) ya habíamos advertido de ello infructuosamente.

Pasaron los años y una labor incesante de los afectados; vino una nueva reforma en el año 2016, esta vez permitiendo la regularización de parcelaciones. El problema es que por alguna razón en esa reforma se añadió una coletilla, creando una nueva subespecie jurídica de parcelación que fue llamada “asentamiento”, que quedaba fuera de la reforma. Es un poco como decir que la gente puede tener gatos en casa, pero no gatos con pintas, y el problema que tenemos es que la mayoría de los gatos tienen pintas. Nuevamente AUAN advirtió de ello en diversas ocasiones antes de la reforma.

Y aquí estamos, la Sra Smythe llorando en mi despacho en presencia de su marido y en la mía, diciéndome que les habían prometido hace años a sus hijos que cuando tuviesen nietos irían a Inglaterra a cuidarlos, lo que no pueden cumplir, ya que, aunque la ley permite a las casas en parcelaciones obtener su escritura de segregación de la parcela a través de un permiso “AFO” (similar a una licencia de segregación), para poder ser posteriormente vendidas, este no es el caso en asentamientos. De lo contrario, las viviendas en asentamientos sin escritura normalmente tienen que cumplir una serie de laboriosos e inciertos pasos de difícil consecución para que su parcela pueda ser segregada.

Por eso, desde AUAN pedimos de corazón a los partidos políticos que tomen las medidas oportunas de manera inmediata para evitar esta laguna que está afectando tan lamentablemente a miles de familias, no sólo británicas, sino también españolas. Y pedimos celeridad pues muchos de estos compradores de buena fe vinieron a España tras su jubilación, ahora tienen 10 años más y algunos ya han fallecido, atrapados en España, sin poder escriturar y vender su casa.