La defensa del presunto asesino de Maite sostiene que fue un homicidio sin «premeditación»

El acusado será el último en declarar después de la presentación de todas las pruebas.

Por Miguel Martín

“No se pone en duda que el acusado es el autor material de la muerte”, ha sido la frase directa y contundente con la que el fiscal Manuel Hermoso ha abierto este miércoles su intervención ante el jurado popular encargado de juzgar el crimen de Tíjola. La vista oral ha arrancado con la constitución del tribunal popular y la lectura de los escritos de acusaciones y defensa. Pese a la expectación, no ha habido declaración del procesado: será el último en hablar, el viernes, tras concluir el resto de pruebas.

Maite Corral tenía 50 años cuando fue hallada muerta en la casa familiar en Tíjola la mañana del 27 de mayo de 2022. Horas después, su marido se entregó en la comisaría de Vera. Según las acusaciones, ya era tarde: sus hijos habían encontrado su cuerpo, los coches y una maleta preparada, y sabían —por el contexto y por las pruebas— que el padre había sido el autor.

“No hubo defensa posible”

La Fiscalía y las acusaciones particulares —representadas por la abogada Pilar Gil Bohórquez y un letrado de la Junta de Andalucía— sostienen que se trató de un asesinato con alevosía, ensañamiento y motivación de género. El fiscal ha incidido en que la víctima “no pudo defenderse”, que no presentaba heridas de defensa, y que fue agredida mientras yacía tumbada, con numerosos golpes que no causaron la muerte, sino que “aumentaron su sufrimiento”. La causa directa de la muerte, según la acusación pública, fue el estrangulamiento.

Hermoso ha señalado que el procesado no se entregó de inmediato: “Pasaron más de doce horas. Cuando llegó a la comisaría, sus hijos ya habían encontrado el cuerpo. La policía local ya sabía lo ocurrido”. Por eso, descarta aplicar la atenuante de confesión. Tampoco cree que se haya acreditado un arrepentimiento sincero.

“No es un monstruo, cometió un error fatal”

La versión de la defensa, sin embargo, dibuja un escenario muy diferente. El letrado Pedro Maldonado ha defendido que se trató de un homicidio sin premeditación. “Fue un acto dentro de un círculo inexplicable”, ha dicho ante el jurado. Ha subrayado que su cliente no tiene antecedentes, no era un maltratador y que todo ocurrió tras una discusión de pareja. “No es un monstruo asesino. No planificó aprovecharse de que su mujer estuviera dormida, porque no lo estaba”, ha afirmado.

Según la defensa, tras la muerte de su esposa, el acusado quedó en estado de shock, vagó sin rumbo y trató de suicidarse. “Intentó lanzarse con el coche por un acantilado, pero no fue capaz. No tenía ni la pericia ni la valentía”, ha relatado Maldonado, quien ha asegurado que el arrepentimiento está acreditado, así como la voluntad de reparar el daño: “Ha ofrecido todo su patrimonio”.

Ambas partes coinciden en ciertos hechos básicos: que el matrimonio estaba legalmente casado, que la noche de los hechos mantuvieron relaciones sexuales, que había sospechas de infidelidad, que tras la muerte el acusado intentó quitarse la vida y que finalmente se entregó. Pero discrepan en los elementos clave: la intencionalidad, el momento del ataque, el estado de consciencia de la víctima y la existencia de agravantes como el género o el ensañamiento.

La gran incógnita: su versión de los hechos

A petición de la defensa, el acusado declarará al término del juicio debido a su “nerviosismo”. Su testimonio, que podría esclarecer los momentos previos y posteriores al crimen, será escuchado el próximo viernes, tras la práctica de las pruebas testificales y periciales.

La vista oral continúa este jueves en la Audiencia Provincial de Almería bajo la presidencia del magistrado Ignacio Angulo Gómez de Lara. El jurado, integrado por nueve titulares y dos suplentes, será el encargado de emitir un veredicto sobre los hechos que conmocionaron a Tíjola hace ahora casi tres años.