Más de 2.000 personas se dan cita en Vera para vivir la Experiencia Espantapitas

La vuelta del festival Espantapitas prometía. El regreso del evento a la localidad de Vera había generado expectativas altas, sobre todo entre aquellos que han podido disfrutar del encuentro desde 1999 hasta el 2011. Por eso en 2018, siete años después, era necesaria volver a la origen de la ceremonia con tres de sus históricos protagonistas; Miguel Campello (El Bicho), Muchachito (Bombo Infierno) y Eskorzo, que continúa con su interminable gira Caníbal, presentando nuevo disco. A ellos se sumó la animación de Ocho y Medio DJ´s.

Más de 2.000 personas dijeron presente y disfrutaron en la Plaza de Toros de Vera, donde además se ofrecieron talleres, artesanías y los infaltables food truck para dar energía al cuerpo.

A las diez de la noche hacía su aparición Miguel Campello y su banda Chatarrera, quien mantiene esa especial conexión con el público que corea todas sus canciones, especialmente aquellas que se hicieron famosas con El Bicho.

Muchachito subió al escenario en segundo término. Acompañado por cuatro vientos hizo bailar a toda la gente que llenó el albero de la plaza veratense. Temas como Azul, Caraguapa, Ojalá no te hubiera conocido nunca, Me tienes frito, infaltables en cada una de las actuaciones del artista barcelonés. “Gracias por venir y por apoyar la música en directo”, dijo Jairo Perera en más de una ocasión, una apuesta que este año resurge en Almería con mucha fuerza y atrae visitantes de diferentes puntos del país.

La Plaza de Toros ardía y llegó Eskorzo, el septeto granadino que entremezcló temas de “Alerta Canibal”, con temas de su anterior trabajo “Camino de Fuego”. La banda encabezada por Tony Moreno ofreció una vez más lo mejor de sí y se dejó la piel sobre el escenario ante un público que respondió “bailando la noche entera como alma en pena”.

Para destacar, el compromiso de cada uno de los grupos con Proactiva Open Arms y el trabajo que esta ONG realiza en el mar ayudando a los inmigrantes que tratan de llegar a la costa. “Una vida que se salva o una muerte que se calla”, podía leerse en una inmensa pancarta colgada detrás del escenario. “Este es el espíritu del festival “, aseguran desde la organización.

Experiencia Espantapitas ha vuelto de la mejor manera y es de esperar que su regreso se consolide. Las razones son varias; es una marca asociada a la música en directo en nuestra provincia, atrae un turismo que busca opciones de ocio para pasar el verano y es una bocanada de aire fresco, diferente, ante las numerosas propuestas demasiado parecidas en el ámbito de la cultura provincial.

Este es el primer verano donde la gente ha tenido la oportunidad de asistir a una variada oferta musical de esas que no salen en televisión. Los balances en todos los casos y en todos los sentidos han sido positivos. La regeneración tan mentada, también pasa por aquí. Bienvenida la música en vivo, tocada por seres humanos.