
La delegada de Justicia, Administración Local y Función Pública, Rebeca Gómez, ha visitado, junto a las responsables del equipo de Justicia Juvenil, el Grupo Educativo de Convivencia femenino “El Carmen”. Se trata de uno de los recursos donde los menores infractores cumplen medidas de medio abierto para su reeducación.
La Consejería de Justicia dispone de dos Grupos Educativos de Convivencia en Almería, uno femenino “El Carmen”, gestionado por GINSO, y otro masculino, gestionado por Meridianos. En ellos, los menores permanecen durante el tiempo que el juez determina para reconducir su actitud y aprender a convivir, a respetar las normas, a manejar los conflictos, así como a compartir tareas domésticas, adquirir hábitos de vida saludables y rutinas de estudio.
Rebeca Gómez ha comentado que “en total pasan por estos recursos entre 40 y 50 menores al año” y “la estancia media de los menores oscila entre 18 y 24 meses”, según lo que dictamine el juez. Se trata de una de las medidas más habituales en casos de maltrato filioparental y violencia en el ámbito familiar, por lo que “trabajar en el desarrollo de habilidades con las jóvenes y sus familias es parte esencial de los programas”, ha subrayado la delegada.
En “El Carmen”, dirigido por Verónica Moyano, las menores conviven con sus educadoras, una trabajadora social y un psicólogo. El centro se gestiona a través de un contrato con la Asociación GINSO, entidad con la que la Junta gestiona además el Centro de internamiento para menores infractores en Oria.
La delegada ha elogiado la labor del equipo profesional del Grupo Educativo de Convivencia “El Carmen” y ha destacado “la importancia del cumplimiento de responsabilidades y tareas asignadas a las menores que conviven en la casa, de los tiempos de estudio, los talleres y la intervención con los padres, madres y resto de la unidad familiar, fundamental para el éxito de la medida.”
Gómez ha explicado que “en el recurso se ofrece un enfoque global y multidisciplinar a través de actividades educativas-ocupacionales, reeducativas, resocializadoras, y de promoción de hábitos de vida saludables, además de terapias grupales y programas de tratamiento individualizados.”
Las jóvenes que cumplen este tipo de medidas cuentan con recursos esenciales en su entorno para la rutina diaria, hacen vida normalizada y, en una fase avanzada, pueden ir a sus casas el fin de semana. Todo ello, siempre en función de los objetivos de su Programa Individualizado de Ejecución de Medida y en coordinación con los jueces.
El programa educativo incluye talleres para el desarrollo sociopersonal y específicos centrados en la dinámica de las relaciones familiares. Se personaliza cada intervención para abordar las necesidades específicas de las menores y trabajar en colaboración con sus familias. Así, se tienen en cuenta las dificultades, problemáticas y carencias de cada menor, que son tratadas posteriormente en terapias grupales, y se desarrollan diferentes programas entre los que destaca el Programa de Maltrato en el ámbito familiar, y la Escuela de Padres dirigida a informar, formar y facilitar la reflexión de los padres o tutores legales de las menores internadas.
El régimen abierto del recurso proporciona un entorno de apoyo y oportunidades de crecimiento y reeducación de conductas, manteniendo una rutina regularizada y estable para las menores y creando un impacto duradero en sus vidas y entornos familiares.
Por ello, junto a los talleres genéricos para el desarrollo sociopersonal -en los que los profesionales trabajan con los menores aspectos como la prevención de drogodependencia, alimentación saludable, salud mental, valores sociales y medioambientales, economía doméstica, higiene, orientación laboral, voluntariado y actividades deportivas y de ocio- el programa educativo cuenta con otros más específicos centrados en la dinámica de las relaciones familiares.