Una chispa de ahumador de colmenas, posible causa del incendio de Sierra Cabrera que acabó con 200 hectáreas

La Unidad de Policía Adscrita determina que el fuego, que calcinó unas 200 hectáreas, fue provocado por una actuación negligente

Investigan como origen del incendio de Sierra Cabrera la incorrecta manipulación de una colmena

La Unidad de Policía Adscrita a la Comunidad Autónoma de Andalucía en Almería ha denunciado a un individuo como presunto responsable del incendio forestal del pasado 21 de junio en el paraje conocido como “Fuente del Moro” de Sierra Cabrera, en el término municipal de Turre, por un delito de incendio forestal negligente. El fuego, que pudo ser controlado gracias a la rápida intervención de los medios de extinción pertenecientes al dispositivo del Plan Infoca, calcinó 200 hectáreas de terreno forestal, compuesto fundamentalmente por matorral y monte bajo.

Tras recibir comunicación del incendio se trasladó una patrulla de agentes al lugar del incendio, entre las localidades de Mojácar y Turre, donde en colaboración con Agentes de Medio Ambiente de la Brigada de Investigación de Incendio Forestales (BIIF), se inició la investigación enfocada a poder determinar tanto el origen como la autoría del mismo y se recopilaron indicios e importante información en el lugar de los hechos.

Se determinó que el fuego tuvo su punto de origen junto a los restos de un cortijo derruido, donde había ubicado un colmenar. Junto al colmenar, que resultó calcinado, aparecieron dos carteles con el código de la explotación apícola.

Así, los primeros datos apuntan a que el fuego se desató por la incorrecta manipulación de una colmena de abejas, a la espera de que los Agentes de Medio Ambiente de la BIIF de Almería den por finalizado el Informe Técnico sobre Determinación de la

Causa de Incendio Forestal, donde se refleja que la causa del incendio como una negligencia en actividades apícolas y siendo la causa probable una chispa de ahumador utilizado en el manejo de las colmenas.

Además, los agentes de la Adscrita pudieron corroborar que en la zona existen otros cinco asentamientos apícolas, en cuyas colmenas aparecen las mismas matrículas que las del cartel del colmenar calcinado, y observaron que recientemente se habían instalado colmenas nuevas para enjambrado de las abejas.

En ese sentido, se verificó que estos colmenares carecen de una franja de cortafuegos perimetral de dos metros de ancho, tal como se exige en el empleo de ahumadores para el manejo de colmenas en la Orden de 21 de mayo de 2009, por la que se establecen limitaciones de usos y actividades en terrenos forestales y zonas de influencia forestal.

Además, los investigadores pudieron observar que, en diferentes asentamientos apícolas, los apicultores suelen vaciar el contenido de los ahumadores o sus restos sobre la superficie del terreno, hecho expresamente prohibido en el Decreto 247/2001, de 13 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de Prevención y Lucha contra los Incendios Forestales.

Una vez identificado el titular de las explotaciones apícolas, se contactó con él e indicó a los agentes actuantes que en la mañana del día del incendio había realizado trabajos en el colmenar próximo al lugar del inicio del fuego.

Para este tipo de actividades apícolas se utilizan ahumadores, y teniendo como causa probable del incendio una chispa producida por uno de estos utensilios, se le requirió al investigado que les mostrara a los agentes los que utiliza en sus labores. Al analizarlos, estos comprobaron que los dos ahumadores carecían del sistema matachispas (placa metálica con agujeros que debe ir colocada en la boquilla de salida del ahumador); por lo que se procedió a intervenirlos.

Además, se pudo comprobar que en el año 2014 ocurrió un siniestro forestal en la misma zona (a unos 100 metros de distancia del actual punto de inicio), y a una hora similar, las 13:49 horas, y también en una explotación apícola cuyo titular era la misma persona que el actual investigado. Por aquellos hechos se determinó que el fuego fue originado por una negligencia en actividades apícolas y como posible causa una chispa de ahumador, según consta en el Informe técnico-pericial sobre determinación de causas de siniestro forestal emitido por la BIIF.

Con los indicios obtenidos se le imputa al investigado la presunta comisión de un delito de incendio forestal negligente cuyas diligencias policiales fueron remitidas al Juzgado de 1o Instancia e Instrucción no 3 de Vera.

La dificultosa orografía de la zona, entre Turre y Mojácar, unida a los fuertes vientos durante el incendio, complicaron las labores del operativo que, finalmente, consiguió controlar las llamas, que en todo caso obligaron al desalojo preventivo de dos familias.

El dispositivo del INFOCA dio por extinguido el incendio 23 de junio, tres días después de que se originaran las llamas. Durante la extinción del incendio participaron más de 400 efectivos, entre bomberos forestales, técnicos de operaciones, agentes de Medio Ambiente y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y llegaron a actuar hasta 15 medios aéreos en la zona.