El pueblo de Albox pide un cambio

Alegría en la sede del partido Popular de Albox la noche de este domingo.

El pueblo de Albox ha hablado alto y claro. Ha manifestado mayoritariamente que no quiere seguir en la dinámica en la que lleva imbuido en los últimos años. Un pueblo sin proyección, solo y aislado a fuerza de hacer obras menores solo con el dinero de los contribuyentes ha sido uno de los detonantes de la caída electoral de Torrecillas que pasó de 2958 votos en 2019 con los que obtuvo 10 concejales, a 1673 apoyos y 6 concejales en 2023.

El líder de UCIN, perdió la mitad de la confianza de los albojenses en cuatro años, no solo por empecinarse en crear un pueblo a su imagen y semejanza, sino también por sus formas que rozan la falta de respeto y la mala educación, tan importantes a la hora de crear consensos.

Esta domingo, 3306 albojenses dijeron basta. Eligieron opciones de futuro, con la capacidad de reconstruir un municipio que sea inclusivo, amable, de todos y para todos. Un Albox que salga de un pasado rancio y se suba lo más rápido posible al siglo XXI. Un pueblo que unido -por eso del que gana gobierna y el que pierde acompaña- salga del estercolero en el que lo han convertido con políticas que se asemejan más a un patio de corrala que a la seriedad con la que hay que gestionar un municipio que supo ser cabecera comarcal.

En siete años a Albox no llegó ninguna inversión importante, no se ha gestionado nada fuera del municipio, se volaron los puentes con las administraciones y el miedo a la represalia han sido moneda corriente.

Los albojenses mayoritariamente (a falta de 70 votos para la mayoría absoluta) han dicho que María del Mar Alfonso tiene que ser la encargada de iniciar la reconstrucción del nuevo Albox. El PSOE tiene el desafío democrático de rearmarse como opción política porque en Albox hace falta y sus votantes históricos están aplastados por las lozas. Tiene todos los mimbres para hacerlo y la oportunidad histórica de remendar su error.

Ahora ha llegado el tiempo del diálogo. Los albojenses han hablado alto y claro, a la espera de que sus representantes políticos les escuchen.