
El Museo del Realismo Español Contemporáneo abrió sus puertas en el antiguo Hospital Provincial Santa María Magdalena este pasado 15 de marzo.
La Comarca Noticias entrevistó a uno de los impulsores de la idea, el artista olulense, Andrés García Ibáñez.
Bueno Andrés, ¿es usted el padre la de criatura?
Soy más bien la madre de la criatura porque esto ha sido un parto. Hemos tenido un mes de trabajo agotador que incluye los viajes por toda España para conseguir y traer las obras. Hemos sido cuatro o cinco personas que hemos ido personalmente a buscar las obras. Ahora podemos decir que ahí está el museo para uso y disfrute de la sociedad.
Dicen que es un museo que puede mirar de tú a tú a otros museos de España
Este museo para la capital es muy importante, porque por primera vez tiene un museo con autores de ámbito nacional y de primer nivel, cosa que no tenía. Hay que recordar que Almería fue la única capital de provincia de España, que entró en el siglo XXI sin tener ningún museo abierto al público. Para la capital de nuestra provincia, significa por ejemplo, ponerse a la altura del museo Thyssen de Málaga como museo de ámbito nacional muy importante. Contamos con una colección muy importante de 270 obras de autores que van desde el año 1900 hasta hoy. Con el MUREC, la ciudad va a atraer mucho turismo cultural, porque contiene obras de autores por los que la gente se mueve para ir a verlos; especialmente a Antonio López y los realistas de Madrid.
¿Es jugar en primera división?
Es jugar en otra liga, es pasar de la segunda a la primera división y como tal se están haciendo eco todos los medios de comunicación nacionales, esto (el Museo Ibáñez) no es el MUREC pero aquí en Olula del Río el teléfono no para de sonar para pedir información. El MUREC está recibiendo en el orden de las mil visitas diarias (sábado, domingo y lunes), por lo que las expectativas son muy buenas.
La Fundación Ibáñez Cosentino es la encargada de gestionar el Museo del Realismo Español. ¿Cómo nació este proyecto?
Este proyecto nació hace unos seis o siete años. Coincidió en el tiempo con que había un proyecto para crear un museo de arte realista pero enfocado únicamente al grupo de Antonio López y los realistas de Madrid, en Albacete, en un chalet antiguo conocido como la Casa Fontecha que perteneció a una familia potentada de allí y luego pasó a propiedad municipal. En Albacete le propusieron a Antonio, a Paco López y Julio López, que vivían entonces, crear allí un museo para ellos. Pero ese proyecto fracasó. Al mismo tiempo, yo leí en prensa que Diputación había recibido en propiedad el antiguo hospital provincial y querían rehabilitarlo para destinarlo a uso cultural, pero en esa nota, no se decía cuál iba a ser ese uso. Me dio la impresión que estaban un poco perdidos. Entonces, como este proyecto de Albacete no salía, en uno de los viajes de Antonio (López) y yo, no recuerdo si en los talleres que impartimos en Olula o porque íbamos a pintar a Cabo de Gata, se lo dije. Mira existe esta posibilidad. No lo he hablado con nadie pero me he enterado que la Diputación va a destinar para uso cultural este inmueble que es imponente, un edificio del siglo XVI. Qué te parece si les propongo llevar a cabo este proyecto que fracasó en Albacete, pero hacerlo más ambicioso. No solo para vosotros, sino para todo el realismo español de 1900 hasta hoy. Y me dijo, venga, adelante. Fue ahí cuando hablé con la gente de la Diputación provincial de Almería. Entonces era presidente Gabriel Amat y yo hablé con Javier Aureliano García, que en ese momento era vicepresidente. En cuanto le conté la idea me dijo, Andrés, vamos para adelante. Y así empezó. La entrega de la Diputación ha sido total, se ha rehabilitado el edificio siguiendo nuestras instrucciones para uso museístico y se han puesto todos los medios necesarios, primero para la rehabilitación de ese edificio que han sido casi 14 millones de euros y ahora para la gestión cultural y artística todos los años. Esa es la realidad; esto se ha podido materializar porque hay una institución que es la Diputación provincial, que ha tirado para adelante, ha creído en el proyecto y ha puesto los medios necesarios.
Es un museo absolutamente necesario porque la historia del realismo español, quitando las grandes figuras de principio de siglo como Sorolla, Romero de Torres y Zuloaga, no está contada en ningún museo público español. Antonio López, que es el autor español vivo más importante, no tiene ninguna obra colgada en museos públicos en España. Este es un espacio necesario que cubre un hueco y repara una injusticia histórica.
¿Cuáles son las obras de parada obligada del visitante al MUREC, según usted?
Para empezar en la primera sala hay una obra muy importante que pintó Ignacio Pinazo en 1896. Se le dio entonces la primera medalla a un retrato en la primera exposición de bellas artes en 1897. Es una pieza emblemática que viene del museo Pinazo de Valencia. Esa es el disparo de salida del recorrido.
En la siguiente sala hay muchas obras de grandes artistas, pero hay un Sorolla impresionante obra maestra pintado en la Alhambra en 1909. Luego hay un Zuloaga importantísimo, un retrato de su prima Cándida del año 1900 y una escultura de Benlliure, un retrato en bronce de un médico amigo suyo del año 1907.
Luego, en la siguiente sala está la Consagración de la Copla de Julio Romero de Torres, que es su gran obra maestra y una de las tres o cuatro piezas más importantes de la colección permanente junto a obras de Morcillo, de Soria Aedo, de Anselmo Miguel Nieto, de Eugenio Hermoso, pero sobre todo, Julio Romero de Torres es parada obligatoria.
Y luego en la planta superior, hay que pararse en las obras de Antonio López, como por ejemplo Josefina Leyendo, que es la gran obra maestra de la primera época de Antonio López. Las dos grandes obras del escultor Julio López, El Alcalde y el Hombre del Sur, son dos esculturas extraordinarias y que merecen la pena. También por supuesto, las cuatro mejores obras que pintó María Moreno, mujer de Antonio López. De Paco López están sus dos grandes esculturas en madera que son el retrato que le hace a su hijo y el retrato que le hace a su mujer, ambos de cuerpo entero. Y luego, en la penúltima sala hay cuatro obras de Antonio López de la última época que son parada obligatoria. Sobre todo dos; una Gran Vía, que es inédita y una vista de Vallecas de los años 90, que es de sus obras más importantes. Si tuviera que destacar, diría que esas obras hay que visitarlas por su importancia, pero hay casi trescientas obras para disfrutar.