Por Santos Agüera Pedrosa, profesor de Geografía e Historia

Hoy estamos viviendo en un verdadero cómic, en una verdadera situación impensable, a la cual debemos de hacer frente sin saber cómo hacerlo. De las sagas de cómic que más he seguido, sin duda, han sido los X-Men, también conocida como Patrulla X, por dos razones: la primera es que en el conjunto de los X-Men cada uno tiene habilidades especiales, pero deben de ser combinadas en equipo para lograr sus objetivos, hoy, en esta situación, creo que es una virtud esencial en todo lo que estamos viviendo. Además, tienen dos personajes que sobresalen por sus características y que hoy creo que son esenciales. El profesor Xavier, también conocido como profesor X, es el líder de los X-Men, su poder es mental, pero su verdadera fuerza se basa en la inteligencia, que se manifiesta en una prudencia enorme, tan necesaria hoy en día. El segundo personaje es Logan, también conocido como Lobezno, es un antihéroe; un verdadero cínico que siempre pone su nota de humor, incluso en las situaciones más peliagudas. La segunda razón, por la que siempre me han apasionado los X-Men es su lucha contra Magneto. Magneto lidera un grupo de mutantes que mantienen una filosofía supremacista frente a los humanos. Esta filosofía se basa en que la naturaleza le ha dado un determinado poder, por lo tanto, deben de ser ellos quien gobiernen sobre los humanos que no tienen esos determinados poderes. Esta es la lucha de los X-Men, mantener una armonía entre mutantes y humanos. A veces, combaten muy duramente contra Magneto, pero muchas otras intentan hacerle ver que pueden vivir en paz, que puede haber una armonía. Armonía, ese concepto tan heleno, ese concepto tan ausente en estos días de penumbra. 

No voy a negarlo, nunca he considerado a Batman un Superhéroe. No tiene ninguna atribución especial, solamente mucho dinero y un montón de cachivaches. No obstante, admiro su moral de hierro. Libra a Gotham de la mafia y de los malos hábitos. Pero no es esto lo que quiero resaltar de este “superhéroe”, en la película El caballero oscuro (2008) se plasma algo que llevo pensando estos días. Batman, como hemos dicho, libra Gotham del mal y eso le da una gran fama entre la sociedad. La sociedad le aplaude y lo quiere, lo ven como su salvador, como un hombre que puede quitarle sus penas. Después, para ensalzar a Dos Cara, un villano, tiene que asumir las muertes de este. En nada, y sin hacer nada, Batman pasa de ser amado por Gotham a ser odiado. No puedo, como he dicho, evitar pensar en ello estos días: no hay nada que le guste más al pueblo que convertir sus héroes en villanos. Ahora, aplaudimos a nuestros héroes de la sanidad, pero cuando esto acabe ¿volveremos a impacientarnos en urgencias? ¿le hablaremos mal a nuestras enfermeras? ¿desprestigiaremos a nuestras limpiadoras? ¿volveremos a decir que los médicos son unos matasanos? Ojalá no nos convirtamos en Gotham. 

Al contrario que a Batman, al que he considerado siempre un gran superhéroe es a Spiderman. De igual modo, Spiderman se enfrenta a una serie de desprestigios o mentiras hacia su persona. Esta vez no vienen de la sociedad sino de la prensa. En el Spiderman de John Romita, concretamente el número 14, Spiderman se encuentra cautivo junto a Jameson, editor de The Bugle, y están cercanos a la muerte por una trampa que les ha puesto el villano Kingpin. Spiderman logra rescatarlo y solventar la situación, cuando Jameson es liberado le dice a uno de los reporteros del The Bugle: “(…) ¡y después yo escribiré contra Spiderman! ¡Su amenaza es mayor que nunca! ¡Porque nunca sabes de qué lado está!”. Jameson critica o miente sobre Spiderman por dos razones: la primera es que sabe que como villano va a vender más periódicos ¡divino morbo! La segunda, es que no está posicionado, no se presta a estar en un lado o en otro. A ese interés están sometidos los medios, a estar en un bando o en otro. Ojalá Weber se equivoque y podamos ver algún día separados a medios de comunicación y política. Unos trasmitiendo la verdad y otros buscando la felicidad de sus conciudadanos. 

Para acabar, y no extenderme en este ámbito que tanto me apasiona, quiero plasmar una de las mejores interpretaciones que he visto de un cómic. La realizó Tarantino, en Kill Bill: volumen 2, en la última escena donde Bill le cuenta a la Mamba Negra su interpretación del mundo, basada en los cómics: “Como sabes me gustan todos los cómics. Especialmente los de los superhéroes, encuentro que toda la mitología que rodea a los superhéroes es fascinante. Piensa en mi héroe favorito, Superman. No tiene un gran argumento, ni tampoco es un buen dibujo. Pero su mitología no sólo es genial, es única. Cada superhéroe tiene su alter ego: Batman no es otro Bruce Wayne, Spiderman se llama Peter Parker… cuando el personaje se despierta por las mañanas solo es Peter Parker, tiene que ponerse un traje para convertirse en Spiderman. Esa es la característica que hace de Superman algo único. Superman no se convirtió en Superman, Superman nació Superman. Cuando se despierta cada mañana es Superman. Su alter ego es Clark Kent (…) sus gafas, lo demás, es su disfraz. Es un disfraz que Superman se pone para ser uno más de nosotros.  Clark Kent es su visión de nosotros ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, no confía en sí mismo y es un cobarde. Superman critica así a toda la raza humana”.  En estos días tan duros, podemos convertirnos en superhéroes, utilizar nuestras batas como capas y demostrar que Superman puede estar equivocado.