Tras varios escritos en este periódico con pluma lúgubre y crítica, creo que es digno una gota de dulzor en la garganta de la desencantada ciudadanía. Me gustaría realizar una buena comparativa política equiparando las variables, resoluciones y ejecuciones entre donde ejerzo mi labor política y Macael, más, a día de hoy, creo que saldríamos muy mal parados. Por ello, ensalzaré las tres variables que creo son esenciales en el ejercicio de la gestión municipal: economía, política y cultura. No obstante, esas tres variables están entremezcladas cuan materia y forma a la sustancia, parafraseando a Aristóteles. Y es que, quizás por la tradición de la piedra, el equipo de gobierno macaelero sabe conjugar en lo más excelso de su propia inmanencia las variables citadas; materia y forma; piedra y escultura; gobierno y buena gestión.
No hay que remontar mucho la mirada atrás para recordar que la situación que dejaron los socialistas era catastrófica, incluso con amenaza de embargo de una plaza pública. Al llegar al gobierno cualquier Keynesiano o marxista trasnochado hubiese realizado un despliegue de inversión pública que hubiese terminado de quebrar al municipio. No obstante, Raúl Martínez y su equipo tuvieron una gran altura de miras, pidieron una restructuración de la deuda y un ajuste en el personal del ayuntamiento para evitar el desplome. Es fácil decir esto, en cualquier libro de Milton Friedman aparece como esencia del buen hacer, pero en un pueblo pequeño con vecinos que te encuentras día sí y día también denota una gran valentía y un sentido de gobierno que pocos tienen a día de hoy.
Pero económicamente Macael me ha llamado la atención en cómo han cambiado su tejido productivo. Si yo o cualquiera hubiésemos estado en su gobierno hubiésemos potenciado lo que por antonomasia se ha potenciado, el mármol y su industria. Pero la creatividad económica que han mostrado ha sido impresionante en fomentar el “Turismo Industrial”. Hoy nos parece algo lógico viendo los frutos, pero como decía un buen profesor: “Todo espectador ante el cuadro de Picasso pensaba que hasta un niño podía hacerlo pero sólo se le ocurrió al gran Picasso”. De la misma forma, nadie contempla las horas y horas de trabajo de Raúl Martínez, Guillermo Casquet y todo su equipo en esta idea.
Esa idea de innovación se entremezcla de igual manera en la cultura, lo vivido este fin de semana ha sido sublime. La recreación histórica de “Canteros y Caciques” no es solamente un elemento de cultura que invita al turismo y genera economía. A mi sentir, se puede conceptualizar como una verdadera esencia cultural, no en términos de Taylor, sino como elemento de cohesión social, como elemento de hacer patria. Pérez Reverte en una entrevista reciente criticaba duramente que España necesitaba retomar sus elementos de cohesión y, sin duda alguna, el equipo de Macael con la iniciativa de “Canteros y Caciques” nos ha dado una lección de cómo hacerlo.
Estos proyectos culturales y económicos se reflejan en el proceder político. Raúl reúne en su persona el liberalismo pleno, hombre que se ha hecho así mismo, con las ideas claras y con la firme intención de mantener el equilibrio presupuestario. Ese socio-liberalismo o tercera vía liberal, como diría Galindo, (el único aplicable a los municipios pues no tienen competencia legisladora) se culmina en Macael con dar la posibilidad al menor coste obteniendo los mayores resultados alcanzables, como diría Daniel Lacalle. De igual modo, Guillermo Casquet conlleva su labor de concejal y director del PFEA, que hasta personas tan críticas como este servidor, del antiguo PER nos ha hecho mirarlo con buenos ojos, porque la buena labor debe de ser reconocida, ecce la intención de estas palabras.
Sin duda, este equipo de gobierno ha sabido entremezclar a las mil maravillas la economía, política y cultura de un municipio, al igual que Miguel Ángel vio de un mármol el David, han sabido ver en materia y forma un pueblo que empieza a brillar con luz propia gracias a sus políticas serias e innovadoras. Ahora les toca a muchos no imitarlos ni igualarlos, sino mejorarlos. Aunque me temo que han puesto el listón muy alto.